Ausencia

Caminemos. Salgamos a caminar de la mano como lo hacíamos antes.
O sentémonos en la alfombra a no hacer nada, a hablar, a callarnos.
Juguemos, riamos, soñemos como cuando jugábamos a reírnos y a soñar.
Disertemos sobre la vida y sobre el amor, discutamos la política exterior del gobierno o si fue penal el que le cobraron a Morón.
Volvamos a vivirlo todo.
Perdamos el tiempo juntos otra vez.
¿Por qué perderlo cada uno por su lado, si juntos era mejor?.
Si de a dos el tiempo no pasaba, se detenía para nosotros y nos prometía eternidad.
¿Te acordás, no?. ¿Lo sentías?.
¿Lo sentías como yo?.
¿Sentías esa magia, percibías ese calorcito de la amistad?.
¿Veías los colores como los veía yo?.
¿Escuchabas los mismos silencios?.
¿Te acordás de aquella música?.
¿Te acordás de nuestro mundo?.
Un mundo especial donde nada importaba, donde no cabían la tristeza ni la muerte, donde no había comos ni por ques, donde solo éramos nosotros, donde dos pesos eran una fortuna y un mate el mejor manjar.
Donde habían desaparecido los límites, donde éramos uno.
¿Por qué no sigue siendo así?.
¿Por qué construimos mundos separados?.
¿Cuándo paso?.
No podría decir cuando, ni como, ni por qué.
Solo sé que un día ya no estabas.
No puedo echar culpas, no puedo decir si fuiste vos o si fui yo, pero de pronto te pienso y no estás ahí, y te veo y no sos la misma.
Sos el mismo cuerpo, la misma cara, el mismo ser. No el mismo sentimiento.
Ya no te siento, no siento tu presencia a pesar de verte. A pesar de tenerte enfrente estás lejos, ajena a mí.
Ya no existe la química, las miradas cómplices, el saber que el otro siempre está. Ya no siento vibrar esa energía, esa fuerza invisible que fluía entre nosotros.
Lo que fuiste parece ser un recuerdo, pretérito imperfecto de un verbo que ya no existe.
¿No existe?. ¿No queda nada?.
Decímelo vos, yo no lo sé.
Seguro vas a decir que no, que todo es igual, pero no es así, porque te busco y no te encuentro, te miro y recibo indiferencia, desinterés.
Solo quedan vestigios de lo que éramos hace tan poco, resabios de alegría atenazados por la memoria, pero pertenecientes al ayer, y el ayer parece estar muerto.
Y ya no existe en mi futuro aquella imagen de los dos, viejitos, caminando del brazo, y entonces es así, no nos queda nada, ni siquiera la amargura o el duelo de la separación.
Queda la duda de si aquel maravilloso mundo que describo alguna vez existió también para vos, o si solo latía para mí.
Pensándolo fríamente me inclino por esto último, dada la naturalidad y la facilidad con la que cerraste la puerta y de un día para el otro construiste otros mundos donde yo soy actor secundario, factor externo de tu realidad.
Aunque si miro atrás, me cuesta creer que todo lo lindo que nos pasó no significó nada para vos, no es posible. Tus ojos, tu risa, tu felicidad era, tenía que ser sincera.
Y si fue así, tal vez nuestro mundo pueda reconstruirse, pueda salvarse.
Si vos hicieras un gesto, si dijeras algo, cualquier cosa que me permitiera sentirte cerca de nuevo, tal vez podríamos volver a existir.
O si yo pudiera hablar, preguntarte, decirte todo esto.
Si nuestros encuentros no fueran tan solo hola, ¿cómo te va?, bien, ¿vos?, tal vez se podría hacer algo.
Algo antes de que desaparezcan los últimos rastros de nuestra vida, antes de que se extinga la última luz y nuestro mundo se apague para siempre en la oscuridad de la memoria.

1 comentario:

Anónimo dijo...

loco me encanto,me lleno,sos bueno en lo que haces!
sergio
villa del carmen, san martin mza